Son generados principalmente por las condiciones de precariedad estructural en las cuales viven las familias agricultoras

l cinturón hortícola de la ciudad de La Plata, fuente destacada de vegetales de hoja, se encuentra bajo la lupa luego que un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Nacional de La Plata y el Conicet revelara una inquietante concentración de parásitos intestinales en los vegetales, consecuencia directa de las condiciones precarias en las que operan las familias agricultoras en la región.

En total, se recogieron 261 muestras de vegetales de hoja y 87 muestras de suelo de cultivo que fueron procesadas en el laboratorio utilizando técnicas de lavado, sedimentación y flotación, para su posterior observación con microscopio óptico.

Los resultados desvelaron que más del 50% de las muestras de vegetales de hoja y cerca de un tercio de las muestras de suelo de cultivo albergaban especies parasitarias, siendo las más prominentes Blastocystis sp. y Cryptosporidium spp.

Según informó Télam, el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores de la UNLP y el Conicet llevaron a cabo este estudio en colaboración con el Laboratorio de Inmunoparasitología.

Andrea Falcone, integrante del equipo y egresada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP, subrayó la importancia de la región hortícola de La Plata, responsable de más del 80% de la producción nacional de verduras y hortalizas de hoja.

El propósito central de la investigación en las unidades productivas familiares fue identificar las especies parasitarias presentes y evaluar los factores que contribuyen al riesgo de contaminación en las familias, animales domésticos y entorno productivo.

Falcone resumió sus hallazgos señalando que “en más de la mitad de las muestras de hortalizas de hoja se detectaron indicadores de contaminación fecal”, destacando que las lechugas presentan el mayor riesgo de parasitosis debido a su capacidad para retener agua entre las hojas.

Las especies encontradas son Blastocystis sp. y Cryptosporidium spp (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

La especialista añadió que “el escenario epidemiológico derivado de los análisis de las muestras de materia fecal humana y de perros, agua, suelo y hortalizas resultó relacionado con los accesos limitados a servicios públicos, a la salud y a la educación, así como también con la materialidad de la vivienda, el hacinamiento crítico y la cercanía a los cultivos y las viviendas en el cual las familias desarrollan su vida. Asimismo, Blastocystis sp. fue hallado en todas las muestras analizadas y es un buen indicador de estudios socioambientales”.

Desde la UNLP se explicó que Blastocystis sp. es un parásito unicelular que puede infectar el sistema digestivo humano y causar síntomas gastrointestinales en algunas personas. No todas las personas infectadas muestran síntomas, pero puede causar diarrea, dolor abdominal, náuseas y malestar gastrointestinal.

“La infección por esta especie generalmente se adquiere al ingerir alimentos o agua contaminados con quistes del parásito, y también puede transmitirse de persona a persona a través del contacto fecal-oral. Por eso, la prevención implica mantener prácticas de higiene suficientes, como lavarse las manos frecuentemente y en especial antes de comer, y por supuesto, consumir siempre alimentos y agua seguros”, agregaron.

Falcone subrayó que “muchas familias son la quinta generación trabajando la tierra: desde peones hasta productores, han logrado un ascenso socioeconómico que no se acompaña con el acceso a servicios o derechos. El pedido de acceso a la tierra para las familias productoras no es solo necesario para mejorar su calidad de vida, sino para mejorar la calidad de los productos que consumimos con el fin de dar sustento a la soberanía alimentaria regional”.

Con información de Télam

 

Por OVB

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